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Jonatan Lobos . Vocación de ayudar

Podría decirse que su apellido tiene algo que ver con su personalidad. Jonatan Lobos tiene apenas 21 pero hace 6 años que es parte del cuartel de Bomberos Voluntarios. Su familia también. Participó de la tragedia que marcó a la ciudad el año pasado, en la explosión de Salta 2141, y asegura que para ser bombero y voluntario hay que tener una personalidad particular, tener mucho coraje y entender el momento del rescate cuando se piensa: “No puedo dejar que muera ahí”.

Dice que a muchos de sus compañeros les aconseja trabajar para poder mantenerse económicamente pero él no lo hace. “Tengo trabajos temporales que me permiten estar más tiempo en el cuartel”. Así es su vida, una entrega total al camino que eligió de adolescente. Su padre, bombero retirado, dice es uno de los responsables que junto a sus hermanas hayan emprendido el mismo camino de ayudar como método de vida.

“No sé si tengo un don, mi entrega a bomberos lo gané con la constancia. Tenés que ser una persona particular. Cualquiera puede entrar como bombero pero hay que ver cuánto aguantas. Hay personas que ingresan y que sólo duran un año en esa función, cuando se enteran cómo son las cosas”, contó. Así mismo, mencionó que entre las características que tiene y por las cuales cree que hoy está desempeñándose cuenta la tolerancia y la resistencia, como tener el valor de hacer ciertas cosas, de saber que estás arriesgando la vida. “El miedo siempre está –aclaró – pero no pasa por ahí solamente, porque llega el momento y vos pensás es tu vida o la de la otra persona”. Y se pone en práctica esto de priorizar la seguridad propia para evitar tener dos víctimas, en vez de una. “También tenés que tener cierta actitud para poder decir ‘no lo voy a dejar ahí adentro que se muera’”, determinó.

Al momento de describir su trabajo explicó: “Es tratar de ayudar a alguien pero también es un trabajo que te ayuda a vos mismo. Es mutuo. Y se aprende mucho porque además Bomberos Voluntarios es parte de una fuerza en una ciudad”. Y otra cosa que destacó es la posibilidad de que los jóvenes ingresen como cadetes al cuartel, como hizo él. “Te encamina mucho en la vida, como persona. Mas hoy en día que los chicos de 13 o 14 años están definiendo qué camino va a tomar”, mencionó. Cuando cumplió 15 años ingresó como cadete al cuartel. En ese momento iba a la escuela y luego asistía allí para capacitarse y colaborar con lo que estaba a su alcance. Desde hace tres es bombero. Jonatan es uno de los que más entrenado está y que más participación tiene en los operativos porque acude al cuartel con más frecuencia que el resto. Los BV se manejan con guardias asignadas, cada 4 o 5 días. Pero aclara que él va más seguido porque hace reemplazos o refuerzos.

Calle salta (El hecho se originó en la ciudad de Rosario, Argentina)

Jonatan recuerda que el 6 de agosto de 2013, cuando explotó el edificio de Salta 2141, no estaba de guardia. Una dotación que de casualidad estaba en el cuartel de Bomberos Voluntarios fue la segunda en llegar al lugar, detrás de los Zapadores de Rosario. Sin embargo, junto a otros compañeros se sumaron a las tareas de rescate en una segunda dotación. “En cantidad de víctimas fue el episodio más grave en el que trabajamos porque hemos tenido incendios de mayor magnitud y con más tiempo de desempeño, o sea, más de 6 días”, explicó.

Un hecho estresante que les pegó muy duro. Así lo describió para él y sus compañeros lo que ocurrió esa trágica mañana. El joven resaltó que fue muy fuerte trabajar con las personas que estaban en pleno desastre pero reconoce que con tanta ayuda solidaria organizada que hubo colaboró para que los días transcurrieran un poco más liviano.

“Todos los que estuvimos las dos o tres primeras horas apenas explotó el edificio y tuvimos que trabajar en el rescate de víctimas vivas, fue muy fuerte. Hicimos charlas con una psicóloga para poder hablar porque nos dimos cuenta que no era nada bueno lo que habíamos pasado ese día. Fueron momentos muy estresantes, más que nada por el trabajo que hicimos arriba del edificio. Para que te des una idea, llegué al quinto a piso y ahí me enteré bien lo que estaba pasando. Fue muy shockeante, eran momentos de miedo y nerviosismo”, relató.

Jonatan con 21 años hoy decide darle prioridad a su función de bombero voluntario más que a tener un trabajo fijo. “Ese es un error que cometo y que me lo dice todo el mundo. Porque todos recomiendan preocuparme por mi vida y después del cuartel. Incluso se le digo a otras personas. Pero muchas veces le doy más prioridad al cuartel que a otras cosas”, sugirió. Lobos afirma una otra y vez que no ha podido hasta ahora ni lo hará dejar de lado esta vocación de servicio por el prójimo. “Eso me pasa porque para mí hay muchas cosas que uno no puede compensar en este trabajo”, continuó.

“Creo que el empuje familiar es lo principal para que esté así involucrado y comprometido, como esto de que los tres hermanos seamos bomberos.”
− Jonatan Lobos