Gastón Sanz es emprendedor nato y sí que sabe de esfuerzos. Desde hace casi una década está al frente de una firma de zapatos de autor que viene creciendo a nivel regional y que se maneja en el ambiente de la moda con los principales diseñadores del momento. El joven empresario rosarino desde hace un tiempo es miembro de un grupo de jóvenes que decidió emprender, en este caso, una misión solidaria para los aborígenes Wichi del Impenetrable Salteño.
Así como le ocurrió al resto de los integrantes de este movimiento, Gastón contó que la primera que viajó a Salta vivió una sensación indescriptible, que le produjo una mezcla de sentimientos encontrados que lo llevaron desde “la desesperación, la indignación, la tristeza y el vacío a una alegría inmensa, que llena el alma y que te hace poner los pies sobre la tierra”. Así describió el impacto de llegar y ver a los chicos de la Escuela Rural 7 de Junio Nº 4177 de la Finca El Milagro, que está ubicada en el departamento Rivadavia Banda Sur de la provincia de Salta.
En 2009 un grupo de amigos unidos por las ganas y la esperanza de que las cosas pueden cambiar decidió emprender este camino y Gastón fue uno de los que año a año organiza distinta actividades para poder ayudar a los niños que allí asisten a tener un proceso educativo digno. Sin pertenecer a ningún partido político o agrupación religiosa, se describen como ciudadanos comunes simplemente “con ganas de ayudar”. Lo que empezó en una simple idea hoy se transformó en un gran compromiso.
“Creo que no hay sensación más gratificante que la que te genera hacer algo por todas esas personas tan desamparadas. Es una experiencia sumamente enriquecedora para el alma, para la vida, la sensación de tender una mano a quien lo necesita creo que es inexplicable y se termina transformando en un estilo de vida”, explica Paco, como lo llaman sus allegados.
Al momento de saber cómo se dio su vinculación con la movida, contó que en 2009, mientras visitaba a sus clientas a domicilio por su actividad laboral, conoció a Gabriela Caliva, una salteña que a pesar de estar viviendo desde hace mucho en Rosario, siempre tiene puesta su mirada en su provincia natal. “Ella me comentó que estaba juntando alimentos, útiles, ropa, juguetes y todo lo que se te ocurra para mandar a una escuela de aborígenes Wichis en Rivadavia Banda Sur, en el Impenetrable Chaco Salteño”, relató.
Y así fue como comenzó esta gran misión solidaria. Luego le contó a su novia, Cintia, y a mi cuñada, Jimena, y en un mes, estaban camino a Salta con dos camiones y 5 camionetas colmadas de donaciones con destino a la escuelita. Un grupo de dueños de vehículos de Pasión 4 x 4 Rosario se comprometieron con la causa desde el principio y hoy en día son piezas fundamentales para que todo esto sea posible, ya que es muy difícil llegar a la escuelita.
Con espíritu fraterno, quienes los conocen saben que siempre que puedan ayudar lo harán. Paco destacó que fundamentalmente tiene todas las energías puestas en la escuelita de Salta. Según informó, el próximo viaje será en mayo próximo y el objetivo es construir un aula taller para los chicos que terminan la escuela. Para juntar los fondos organizaron rifas y fiestas.
Finalmente consultado sobre si él o alguno de los integrantes de Misión Solidaria Salta tiene algún don en particular, explicó que ellos están dispuestos a ayudar, como el resto de la gente pero sólo que no saben cómo hacerlo. “Los argentinos en general estamos tan golpeados por las avivadas de algunos pocos, que a veces dudas y no sabes si involucrarte o no”, dijo Paco Sanz. Y opinó: “Creo que esta misión sigue adelante hasta el día de hoy porque somos un grupo de personas que no tenemos ninguna preferencia política, ni religiosa ni nada por el estilo, tenemos todos un único fin que es ayudar y todo lo que hacemos, lo hacemos porque realmente sentimos que vale la pena”. Gastón Sanz remarcó una y otra vez que este no es un grupo cerrado, todo el que quiera puede unirse, proponer ideas, viajar, ayudar o lo que le parezca. Detrás de esta Misión Solidaria Salta hay un grupo numeroso de personas, cada viaje somos alrededor de 25 y la mayoría somos los que arrancamos en 2009 aunque siempre se va sumando gente nueva. “Cada eslabón de esta cadena solidaria es una pieza fundamental. Creo que formamos un gran equipo”, concluyó.
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