En algunos hogares es todavía una tradición que las madres enseñen a sus hijas a cocinar, en la actualidad también a los hijos y con un ingrediente aún mejor, que estos aprendan a cocinar con alimentos de estación y saludables. En este artículo conoceremos qué tan importante fue aprender a cocinar para Alicia y cómo convirtió este oficio en la razón de su vida, y de la de muchos niños más.
Alicia es una joven inglesa radicada en Buenos Aires desde hace cuatro años, llegó al país con ese recuerdo en su valija: la enseñanza de su madre sobre la importancia de la comida y el disfrute de comer sano. En su país natal, y luego de terminar su carrera de Marketing, sentía que le faltaba un condimento para su personalidad, y fue en búsqueda de él recorriendo durante siete meses varios países de Latinoamérica. En cada uno de esos lugares Alicia trabajó como voluntaria en diferentes fundaciones con objetivos sociales y solidarios.
Cuando llegó a Buenos Aires se incorporó como voluntaria en la fundación ETF (www.etfamericalatina.org) en La Matanza y allí conoció a Sarah Jones, una de sus fundadoras, quien con el transcurrir del tiempo, se convertiría en una pieza clave de su búsqueda. Su granito de arena en la fundación era colaborar con los eventos solidarios, fiestas y festejos que realizaban para los niños de barrios carenciados.
Si bien Alicia cumplía muy bien con su tarea, ella notaba que los niños no comían saludable en esos eventos y propuso llevar ella misma los productos y enseñarles a realizar sus comidas con recetas simples y sanas. Así es como comenzó a dar talleres que con el tiempo iban a requerir de más atención e inversión. Entre talleres, Alicia había encontrado el lugar en el mundo en donde estaba el condimento buscado: enseñar a comer sano a los niños de bajos recursos.
Pero su historia es mucho más sabrosa en ingredientes. Poco después nace “Las Delicias de Alicia”, un restaurante a puertas cerradas ubicado en el barrio de San Telmo en donde, además de comer los platos originales y caseritos de Alicia, también los comensales colaboran con la causa de Alicia porque el cien por ciento de lo recaudado en las cenas se usan para llevar a cabo los talleres.
HEROES: ¿Por qué empezaste a dar talleres de comida saludable?
ALICIA: Cuando vivía en Inglaterra siempre quería hacer algo más social y solidario, pero no encontraba dónde y cómo hacerlo. Cuando vine a Latinoamerica conocí varios lugares en donde trabajé como voluntaria. Argentina era parte de mi viaje pero fue aquí, en Buenos Aires, donde me di cuenta que estaba en la ciudad donde debía quedarme y trabajar. Empecé a enseñar inglés, y todavía lo hago. Llegué en octubre y en noviembre me incorporé a la fundación ETF, en La Matanza (ETF es una ONG que enseña a los niños de barrios carenciados de aquel partido de provincia de Buenos Aires, todo sobre Educación, Tecnología ecológica y Alimentación). Durante una fiesta del niño organizada por la fundación noté que los niños tomaban leche chocolatada y comían facturas o alfajores, algo típico, pero que tenía mucha azúcar y harina. El problema es que en muchos casos esa iba a ser la única comida del día para esos niños. Ahí comenzó mi inquietud, lo que después se transformó en Las Delicias de Alicia.
HEROES: ¿De qué se tratan los talleres?
ALICIA: Después de esa experiencia del día del niño y en el trabajo con ellos me di cuenta que ellos no tenían información, ni tampoco forma de aprender por qué es importante comer saludable, tampoco sus mamás o familias tenían acceso a este aprendizaje, como también desconocían que se podía comer sano con ingredientes que no sean caros. En la fundación presenté mi inquietud de cambiar los alimentos que se dan y llevar ingredientes saludables.
La idea desde el comienzo fue cocinar con los chicos, entonces empezamos a hacer pizzas caseras con verduras y queso. Busqué combinar la comida casera, buen precio, diversión y algo que les guste a ellos. Empecé a ir todos los domingos a La Matanza a hacer el taller con ellos. Seis meses después me encontré buscando la forma de financiar esos talleres, entonces tuve la idea de poner un restaurante. Mi mamá y mi abuela siempre me hablaron de comidas y por eso apunté a abrir un restaurante a puertas cerradas en donde yo cocino y todas las ganancias van para los talleres q hago con los chicos.
HEROES: Contanos sobre el restaurante Las Delicias de Alicia
ALICIA: La directora de la fundación me ofreció usar una casa de ella en San Telmo que tenía todo lo necesario como para poner un restaurante según mis planes. Era espaciosa. Hicimos una cena de prueba en diciembre de 2014 en la que yo arme el menú con comida vegetariana -siempre elijo cosas que sean de temporada, voy a la feria o verdulería y con eso preparo el menú.
Luego busqué un par de voluntarios que ya eran parte del proyecto Delicias y empezamos a armar la mesa con madera reciclada, preparamos el espacio para la cena, pintamos, y en junio de 2015 abrimos el restaurante. Al principio era una mesa compartida para 15 personas y hoy tenemos lugar para 20. La gente paga por una cena en 3 pasos: Entrada, plato principal y postre (El que lo desea puede llevar su propia bebida o consumir el vino de la casa). Realizamos entre dos y cuatro cenas por mes, además hacemos catering y eventos privados. El cien por ciento de las ganancias se usan para financiar los talleres. Gracias a eso los talleres cambiaron un montón hoy en día respecto a los primeros talleres.
HEROES: ¿Qué tienen de particular esas cenas?
ALICIA: Durante las cenas suelo hablar con los comensales porque quiero contarles a dónde va el dinero que pagan, qué hacemos en los talleres, pero además quiero que la comida del restaurante sea un reflejo de la comida que le enseñamos a los chicos. No son platos muy conocidos, por ejemplo: uso frutas en los platos salados o verduras en postres, como cheesecake de palta o budín de zuccini. Siempre recibo mucha buena energía, no sólo de la gente que viene ayudándome sino de las personas que conozco en el restaurante y en los talleres.
Gracias a que Delicias tuvo más difusión vino más gente a comer y por tanto pudimos trabajar en más talleres. Ahora contamos con la ayuda de una nutricionista, un psicólogo infantil y un chef. Todo esto es por los niños de los talleres. Hay gente que se compromete con mi causa, gente que vuelve una y otra vez al restaurante porque vienen a apoyar el proyecto. Por sobre todas las cosas, me sorprende que los chicos van a los talleres con tanto entusiasmo de aprender.
HEROES: ¿Por qué sólo hacen talleres para niños?
ALICIA: Se podría expandir la idea para dar talleres a las familias, quizás más adelante, pero trabajamos con los chicos por varias cosas, primero porque los niños son más abiertos a probar sabores, incluso comidas nuevas, mientras que es muy difícil cambiarle los gustos a un adulto. En segundo lugar porque es una inversión, de algún modo, hoy le enseñamos a niños que pronto serán adultos. Por ejemplo, damos talleres a niños de 6 a 14 años, en el primer grupo de La Matanza hay dos niñas que ya son madres. La transición es muy rápida y se convierten en padres tan temprano que lo que aprender en esta edad es esencial no sólo para sus vidas, sino para las que vienen en camino con ellos.
HEROES: Contamos sobre los talleres
ALICIA: En La Matanza y Laferrere estuve dando talleres un año entero, en donde yo aprendí con los chicos. Ahí desarrollé talleres de seis encuentros. Hacemos un libro para que completen durante los cursos y luego se lo llevan al terminan el taller, junto con un certificado de graduación. En sus libros se llevan anotada una base de nutrición balanceada con un grupo de alimentos por semana, por ejemplo: una semana frutas y verduras, otra proteínas, y así. Hice talleres en Laferrere, La Matanza, Lanús, Barracas, Villa Lugano y Puerto Ruiz (Gualeguay). Todavía tengo mucho por hacer, pero cada taller lleva mucho trabajo.
Estos talleres los doy en donde me llamen, no tengo un espacio físico para ellos, simplemente contacto con una fundación y comunicamos a la comunidad. Por ejemplo, los sábados se reúnen en una fundación a hacer actividades, entonces yo voy y les comento sobre los talleres, los que quieran pueden hacerlo. Eso sí, firman una planilla de asistencia que los compromete y al mismo tiempo los estimula a no faltar.
No sólo es importante aprender a cocinar para saber preparar un buen plato de comida para uno y para los nuestros, sino que además, es importante conocer los alimentos, saber cómo combinarlos y reconocer aquello que nuestro organismo necesita. Alicia se empeña en enseñarnos a comer sano, pero además en darnos un mensaje aún más importante: compartir el conocimiento sano, alimentarnos cada día de acciones que encadenadas pueden ayudarnos y ayudar a otros.
Es así como el restaurante a puertas cerradas de San Telmo, llamado Las Delicias de Alicia, abre las puertas para oxigenarnos el estómago y el alma con sabor casero, del que se aprende sólo en casa. Aún mejor, eso que recaudan oxigena otros cuerpos más pequeños pero que tienen un mundo de aprendizajes por delante y que además de las faltas que sufren, están predispuestos a llevarse un trozo de esa tradición que Alicia trajo consigo en su valija.
Si querés colaborar con Alicia podés hacerlo poniéndote en contacto con ella, como también para hacer reservas para las cenas.
www.deliciasdealicia.org
https://m.facebook.com/deliciasdealiciabuenosaires